jueves, 29 de abril de 2010

Mujer roca...


Bien pronto comenzó a saber lo que son obligaciones y no deberes, que era aquello que todas las niñas de su edad hacían cada tarde mientras ella ya saboreaba las mieles y las hieles del duro trabajo diario.
Igual que eso, bien pronto aprendió a echar cerrojo a su alma y no dejar pasar a nadie…
Supo ser obediente y acató todo lo que dijeron, también aquello de que el primer amor era para siempre. Y ella lo intentó. Pero cuando decidió darse, sólo recibió vacios, y empezó a preguntarse; qué pasa, qué falla, qué falta. Y gira y gira en un bucle de mentiras que voluntariamente quiere creer por el simple hecho de no fallar, por no querer defraudar, por no querer defraudarse. Pero un día las mentiras le pisaron los talones y no tuvo más remedio que plantarles cara.
Se hundió con las misma obediencia que lo hacía cuando niña, pero ahora la niña había crecido de golpe, había crecido por miedo, por vergüenza, por pudor, por rabia.
Un grito mudo invadió el aire del cielo, la espuma del mar y el rocío de la aurora pero nadie la escuchó, nadie recogió sus lágrimas así que las secó con el puño que cada día contaba como tirar pa`lante y echó la llave, se cerró.
Ahora, su alma triste no deja pasar a nadie, las llaves de su castillo de princesa olvidada se han oxidado. Ahora se ríe de todo y de todos. Ahora disfruta de su cuerpo, de tu cuerpo, del tuyo… y no quiere más.
Sigue siendo la niña obediente que aprendió de “chica” y sigue poniendo su puño sobre la mesa cuando hace falta, pero desde el día que enmudeció el cielo con su entraña, desde el día que secó el mar con su garganta y desde el día que quemó los cerros con su ahogo, desde ese día, la mujer se convirtió en roca y no quiere saber más de nada…

sábado, 17 de abril de 2010

Sin mirar, verte...


Su vientre es la bolsa de oxígeno que le ayuda a respirar y hundirse en su pecho es la balsa que la salva del naufragio.
Por eso ha caído tantas veces, por eso ha renunciado a ver el sol cada mañana y se amarra al vacío para pensar que no está sola, que sigue allí.
Todavía pasa rozando su puerta por si un susurro pudiera despertarlo y llevarlo con ella. Aún sueña que es posible y que dándose un poco, que dándole todo, volverá a su río.
Ha tenido que tocar fondo, ha tenido que arañar el infierno para darse cuenta que aquello no era un cuento de hadas y que su príncipe se convirtió en verdugo. El verdugo más miserable que nunca hubiera imaginado.
Sus ojos se perdieron en las lindes del enemigo y ninguna señal terrestre pudo avisarla, todo fue en vano.
De esta manera la encontraron una y mil veces, con los ojos hinchados de llorarle y el alma rota por el desencuentro...

El letargo duró lo suficiente como para que su melena luciera cual lustroso azabache y su boca torciera el gesto simulando una sonrisa.
Así se lanzó a la calle, así camina con paso firme, sabiendo que es libre, sabiendo que ahora puede, que ya no más.
Sin embargo, en ocasiones gira el rostro y vuelve la mirada porque sabe que no puede bajar la guardia, porque sabe que si vuelve, una vez más será suya...

jueves, 15 de abril de 2010

Amor, amor...


Amor, amor,
amor amado, amor perdido,
amor cansado, amor furtivo,
amor que descansa cual cántaro en mi regazo.
Amor que desata mis furias más despiadadas,
mis anhelos perdidos, mis vacíos, mis delirios.
Toma las palmas de mis manos,
besa mis tobillos, levanta mis pasiones,
desata mis deseos, anuda mi cabello.
Amor amado, amor alado,
vendrás esta noche a llevarme contigo?

viernes, 9 de abril de 2010

Seguir volando


Quiere salir volando,
quiere dejar lo que fue para encontrarse de nuevo,
para saborear el néctar de su boca,
para dejarse a su antojo,
para morir asfixiada por sus ojos.
Alguna vez salió a volar pero lo hizo sin rumbo, sin alas…


Ha pisado muchas tierras y ha encontrado más desesperanzas de las que esperaba porque pensó que volar libre sería lo más arriesgado en la vida. Ahora se da cuenta que vivir flotando sobre un mar de lava es mucho más difícil; se da cuenta que mantener encendidos sus rescoldos es harto doloroso; y que cargar las penas como quien juega a un boleto su suerte, es muy arriesgado, porque todo vale, todo cuesta, todo tiene precio.
Así, ella ha encontrado algo que no se puede comprar, algo que no se puede tener. Ella, ha arañado su piel para desenterrar el tesoro, y lloró cuando sus dedos se desangraron con la piedra que ahonda bajo tierra. Ahí abajo no hay nada, adentro tampoco hay nada…
Por eso, sólo por eso, ha decidido atar a su muñeca una alas y dejarse llevar…

martes, 6 de abril de 2010

Carne y alma


Jamás pensó que estar sin él doliese tanto.
A veces, cuando el dolor la dobla, va a verle;
y allí, de pie frente a la piedra, le cuenta, en silencio,
cuanto vacío le ha sembrado...
Ahora su boca es inquisidora y sus labios son apenas la hendidura de un corazón abandonado.
Decidió dejarla de una vez, decidió que ya no le hacía falta, que ella se merecía la libertad que siempre anheló, esa con la que fantaseaba, con la que alardeaba ante quienes de verdad sabían que nunca sería libre. Porque él se fue para liberarla y le ha dejado un yugo que la asfixia. Nadie se lo puede arrancar, porque ese yugo lo eligió ella y sin saberlo, lo hizo en el mismo momento en el que fué suya, en ese momento en el que todo merecería la pena por tenerle siempre a su lado.
Ella hace lo que quiere, siempre hizo lo que quiso, por eso se ató a su cintura y ahora que él ya se ha ido, no encuentra la forma de atarse a la vida...